Lo más friki que he hecho en mi vida

Desde que el día 16 de Julio puse los pies de nuevo en Escocia, ya en la misma terminal de llegadas internacionales del aeropuerto de Edimburgo me quedó bien claro que sin duda el lanzamiento editorial de Deathly Hallows iba a ser no sólo el más esperado, sino también más impactante de la historia [...]

En los días siguientes, mientras la BBC se hacía eco en prime-time de la guerra de precios que se había declarado entre librerías y grandes almacenes (el "Carrefour" británico ofrecía el libro por 4.99 libras si gastabas 15, cuando el precio marcado es 17.99), por donde quiera que me moviese me asaltaban los preparativos: en Inverness, en Oban...

Pero no sólo la todopoderosa Waterstone's lo estaba montando a lo grande; incluso la librería local de Portree, la capital de la isla de Skye, un pueblo con apenas 3.000 habitantes, planeaba abrir y celebrar una fiesta a medianoche, e incluso había decorado su escaparate con las bolsas especiales que Bloomsbury preparó como obsequio para los primeros afortunados compradores.

Y así llegó el 20 por la noche...
Y a las 23:45 me dirigí hacia el Waterstone's de George Street, muy cerquita de donde todo comenzó, en el Nicholson's Café o el Elephant House Café, y más cerquita aún de donde terminó, el hotel Balmoral de Princes Street.

Allí todo era Harry Potter: muchísimos niños disfrazados, aún muchos más adultos disfrazados, susurros, rumores... Una pareja de policías vigilaban divertidos el insólito tumulto que se había formado a medianoche a la puerta de una librería por la publicación de un libro. Incluso las vallas para ordenar la cola de frikis excitados y nerviosos a partes iguales estaban "hechizadas".

De los dos enormes escaparates, uno sólo tenía un poster gigante de la ilustración de Jason Cockcroft para la contraportada de la edición infantil y el otro estaba cubierto con papel (por supuesto, también alusivo) para que no pudieran hacerse fotos del interior de la tienda, donde desde las 20:00 se estaba celebrando una fiesta

Aunque al día siguiente descubrí que también había otros motivos para tapar el escaparate. Para que aprecieis hasta dónde llegó la locura del lanzamiento, se necesita una foto un poco más grande... (Engorgio!)
Y allí estaba yo, haciendo lo más friki que he hecho en mi vida, cola a medianoche para comprar un libro!!! La verdad, no hice demasiada, todo estaba organizado al detalle: la cola serpenteaba por el interior de la tienda, llena de mesas con Potterstuff (la serie completa en edición de lujo, cuadernos de pegatinas de la película, libros para colorear, peluches de búhos y lechuzas que ululaban cuando los tocabas...) y los restos de la fiesta.

Cuando llegabas al mostrador sólo te preguntaban "How many? Children or adult?" "Just one, children, please" (con el tiempo quiero hacerme con todos en inglés porque las traducciones salamandrinas son espantosas, y aunque me gustan muchísimo más las cubiertas adultas, en España los cuatro primeros libros de cartoné son casi imposibles de conseguir)

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Bueeeno, ya lo tenía. Ahora sólo me quedaba comenzar a leer