La revolución friki

El frikismo nació en los años 70 como una más de las corrientes culturales de finales del siglo XX. Por aquella época, la ciencia ficción estaba muy de moda y La Guerra de las Galaxias o Star Trek copaban la imaginación de cientos de aficionados, que gracias al merchadising (ese gran descubrimiento de George Lucas) empezaron a reunirse en eventos disfrazados de sus personajes favoritos. Con esto empezó la revolución friki, que tiene como principal rasgo definitorio estar enganchado a una determinada afición y hacer de ella casi un modo de vida.

En aquella primera época lo más fácil era ser friki de la Guerra de las Galaxias (quizá sólo por la abundancia de material que recolectar), aunque los trekkies se consideran los frikis más genuinos de todos (y buen ejemplo de ello son los millares de libros en klingon). En realidad, ser seguidor de una corriente cultural era lo más común entre los más jóvenes en los 70: la música y los cómics alcanzaron altas cotas de seguidores, y en los 80, los videojuegos, los ordenadores y los juegos de rol (tanto en vivo como en tablero) dieron nuevas oportunidades para desarrollar un ocio diferente.

El Señor de los Anillos es otra de las áreas donde más se ha desarrollado la actividad friki. La Sociedad Tolkien reúne a los aficionados del autor británico que suelen leer pasajes de sus libros en quenya. Sí, puede parecer extraño, pero estamos hablando de personas que se reúnen para hablar de cultura, aunque de una parcela muy determinada. ¿Quién no se acuerda de los cafés literarios o Ateneos decimonónicos?

Así que ser friki de algo no significa en absoluto ser un inadaptado. De hecho, cada vez más se está tendiendo a abandonar “tengo tal afición” por “soy un friki de" lo que sea: los comics, los videojuegos o las películas de Cameron Díaz (y a ver qué es peor...) Sobre todo a partir del desarrollo de Internet, que ofrece a todos la posibilidad de entrar en foros y comunidades de usuarios, el tipo que colecciona sellos de Birmania ya no se sentirá un bicho raro si entra en contacto con otras personas con las que compartir sus gustos y hobbies.

Por lo tanto, si tienes una afición que ocupa gran parte de tu tiempo de ocio y de la que has logrado ser un verdadero experto, enseguida serás tildado de friki. Pero no te preocupes, no te lo tomes como un insulto despectivo, sino como todo un piropo: los frikis somos personas normales; algo raritos, pero por lo demás, unos tipos estupendos, muy interesantes y la mar de simpáticos. Si empiezas a debatir con nosotros sobre nuestros gustos, bienvenido al club: te habrás unido a la Fuerza.